Que 50 sombras de Grey arrasa no es un secreto, y que es la marca de moda tampoco.
Los libros han batido todos los record de ventas imaginables (y algunos que ni nos podíamos llegar a imaginar), merchandising de todo tipo copa nuestras tiendas: una línea de lubricantes y preservativos en las farmacias, artículos eróticos en los sex shops de todo el país?. ¡¡Quién podía pensar hace unos pocos años que en el metro todas las mujeres iba a ir leyendo (y muy orgullosas de ello) un libro erótico!!.
Que ha sido una auténtica revolución no lo vamos a discutir. He de reconocer que soy de esa pequeña fracción que no ha leído ningún libro de la saga, aunque como no vivo en el espacio se de lo que tratan y conozco a sus protagonistas.
Acostumbrada como estoy a ver en O·P·I colecciones temporales de lo más dispares, no me extrañó nada cuando me enteré que sacaban una inspirada en 50 sombras de Grey y picó mi curiosidad sobre el enfoque que le iban a dar. El 13 de febrero, día antes de San Valentín, se estrenó la película en nuestro país, con las entradas agotadas desde hacía semanas en todos los cines. Como yo no tenía mi entrada comprada decidí probar los esmaltes para poner mi granito de arena a toda esta moda...