Madrid, en cuestiones de ferias de arte contemporáneo, se hace cada vez más europea. Con esta idea he salido de la que ha sido mi primera parada oficial dentro de la Semana de Arte de la ciudad: Art Madrid.
En su décima edición, la que posiblemente sea una de las mejores muestras condensadas del arte contemporáneo y emergente de nuestro país, ha estado a la altura de un feliz aniversario.
El escenario es inmejorable: la Galería de Cristal de CentroCentro Cibeles (porque hay vida feriante mucho más cerca que donde Cristo perdió al tacón, allá por los pabellones de Ifema).
Las 44 galerías representadas sacaron a la palestra a más de 200 artistas patrios capaces de recordar al mundo del arte contemporáneo que España, en estos menesteres, tiene bastantes cosas que decir.
Porque el asunto del arte hoy va de discursos y de narrativas críticas, aunque la lengua con la que se hable tenga formato de lienzo y se construya con técnica mixta.
Y el asunto va también de marcados retornos, porque para nuestra alegría y después de algunos años de marcada decadencia, la pintura vuelve a recuperar espacio y maneras.