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LAS MIL Y UNA NOCHES DE CHANEL

  • Ayer Chanel volvía a liarla para mostrar su colección crucero para el próximo invierno.

    El lugar elegido esta temporada era la ciudad de Dubái, y aquí ya se sabe que todo se hace a lo grande.

    Un pabellón dorado, construido para la ocasión, situado en un basto terreno a las afueras de la ciudad, recibía a los invitados que llegaban unas pequeñas barcas de madera, propias de la región.

    ¿El interior?. Un remix entre un oasis del desierto (con arena, palmeras y cactus) y café propio de un Bazaar (con sus lámparas típicas, cachimbas e intrincadas celosías creadas a partir de las dos C entrelazadas). Grandes almohadones acomodaban a personajes como Vanessa Paradis, Tilda Swinton o Dakota Fanning creando, todo ello, un escenario perfecto para una versión actualizada de "Alí Baba y los cuarenta ladrones".

  • Karl Lagerfeld parece decidido a demostrar que el estilo Chanel tiene una vertiente camaleónica sin límites y consigue adaptar sus tweeds, bordados, perlas y cadenas para crear el vestuario de la princesa Jasmín del s.XXI, que ha sustituido a Aladino por un magnate del petróleo y la alfombra voladora por un jet privado.

    Humor inteligente parece ser el arma que ha utilizado Karl Lagerfeld para enfrentarse a esta colección.

    Todos los clichés del mundo árabe, de ayer y de hoy, fueron utilizados para crear unos looks donde no faltó una versión "chanelizada" de un bidón de gasolina o bordados que reproducían el skyline de la ciudad anfitriona.

  • El imaginario de "Las mil y una noches" como pantalones bombachos, túnicas superpuestas sobre pantalones, mosaicos, babuchas o medias lunas se mezclan con cardados imposibles, abundancia de accesorios y seductoras miradas propias de una mujer árabe europeizada.

    Pero repetimos, un humor inteligente porque, más allá de lo anecdótico, podemos observar una fuerte influencia del trabajo de Paul Poiret cuando decidió recurrir al exotismo para liberar a la mujer en el siglo XIX y la imagen de una Marisa Berenson de los setenta estaba presente en la cabeza de todos.

  • Anna Dello Russo cantaba hace unas temporadas: "Gold, sumptuous, excess...nothing sexy like excess"... y eso es lo que vimos ayer: "Nothing sexy like excess".


    José Ramón Rocabert.

  • Ayer Chanel volvía a liarla para mostrar su colección crucero para el próximo invierno.

    El lugar elegido esta temporada era la ciudad de Dubái, y aquí ya se sabe que todo se hace a lo grande.

    Un pabellón dorado, construido para la ocasión, situado en un basto terreno a las afueras de la ciudad, recibía a los invitados que llegaban unas pequeñas barcas de madera, propias de la región.

    ¿El interior?. Un remix entre un oasis del desierto (con arena, palmeras y cactus) y café propio de un Bazaar (con sus lámparas típicas, cachimbas e intrincadas celosías creadas a partir de las dos C entrelazadas). Grandes almohadones acomodaban a personajes como Vanessa Paradis, Tilda Swinton o Dakota Fanning creando, todo ello, un escenario perfecto para una versión actualizada de "Alí Baba y los cuarenta ladrones".

  • Karl Lagerfeld parece decidido a demostrar que el estilo Chanel tiene una vertiente camaleónica sin límites y consigue adaptar sus tweeds, bordados, perlas y cadenas para crear el vestuario de la princesa Jasmín del s.XXI, que ha sustituido a Aladino por un magnate del petróleo y la alfombra voladora por un jet privado.

    Humor inteligente parece ser el arma que ha utilizado Karl Lagerfeld para enfrentarse a esta colección.

    Todos los clichés del mundo árabe, de ayer y de hoy, fueron utilizados para crear unos looks donde no faltó una versión "chanelizada" de un bidón de gasolina o bordados que reproducían el skyline de la ciudad anfitriona.

  • El imaginario de "Las mil y una noches" como pantalones bombachos, túnicas superpuestas sobre pantalones, mosaicos, babuchas o medias lunas se mezclan con cardados imposibles, abundancia de accesorios y seductoras miradas propias de una mujer árabe europeizada.

    Pero repetimos, un humor inteligente porque, más allá de lo anecdótico, podemos observar una fuerte influencia del trabajo de Paul Poiret cuando decidió recurrir al exotismo para liberar a la mujer en el siglo XIX y la imagen de una Marisa Berenson de los setenta estaba presente en la cabeza de todos.

  • Anna Dello Russo cantaba hace unas temporadas: "Gold, sumptuous, excess...nothing sexy like excess"... y eso es lo que vimos ayer: "Nothing sexy like excess".


    José Ramón Rocabert.

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