Desde que Felipe Oliveira Baptista cogiera las riendas de la dirección creativa de Lacoste, la firma se ha reposicionado como un claro referente del casual-chic con colecciones que se inspiran en la ropa deportiva, su flexibilidad y su ligereza, para crear looks urbanos de una elegancia informal muy atractiva. Ya en su línea de ahondar en los archivos de la firma para encontrar inspiración, Oliveira Baptista propone para el próximo invierno una colección basada en su fundador, René Lacoste, y en el deporte que le dió la fama: el tenis, mezclando el estilo desenfadado de los años 30 con la riqueza gráfica y el colorido recuperado de esa época y re-interpretado en los 70.

Los looks del pasado se actualizan con un fuerte juego de contrastes: ropa deportiva estructurada con longitudes, volúmenes, guiños a la androginia, la sudadera como básico de fondo de armario, en nylon y seda con mensajes y guiños al fundador de la marca, y prendas desmontables y convertibles que se transforman de acuerdo con el gusto y las necesidades del usuario. Ya lo avanzaba el normcore y Lacoste lo ratifica: la comodidad es el nuevo negro, y como prenda summum de la comodidas: el chándal, que se conmemora como "traje" urbano y no podía faltar en la colección.

La paleta de colores es amplia y la colección juega con el peso de los materiales utilizando lana de doble cara, algodones mezclados, punto grueso... pero también popelín, nylon ultra-fino, chaquetas vaporosas y lana woven con estampados originales del archivo del inventor del logo del cocodrilo Robert George. Y precisamente muchos de los diseños de George están presentes también en los accesorios, con bolsos inspirados en las bolsas de deporte de los años 20 y calzado de aires vintage destacando el modelo de zapatillas René, diseñadas para las pistas de tenis por el propio Lacoste en 1963.