¡Oh, San Valentín! Día de romance, mensajes amorosos y promociones de 2x1 en bombones, flores y perfumes. Un día precioso que suele venir precedido por una o dos semanas de bombardeo publicitario en centros comerciales y marquesinas, y que culmina con las postales típicas de parejas paseando, cenando o haciendo colas kilométricas en los cines más cercanos.
Es alrededor de esta fecha, además, cuando Hollywood estrena la última hornada de cine romántico, y en televisión se reponen clásicos como El diario de Noa (Nick Cassavetes, 2004) o dramones tipo Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014), para quien que lo vive intensamente. Este año su gran baza es la trilogía basada en los libros de Cincuenta sombras de Grey, que por fin se completa con su último capítulo, Cincuenta sombras liberadas, del director James Foley.
En BRUNCH MAGAZINE, sin embargo, vamos a obviarlo porque nos apetece celebrar San Valentín de otra manera, así que si esperáis encontrar aquí cuáles son las mejores películas para ver en pareja, sentimos deciros que no va a poder ser. Porque San Valentín no existiría si no fuese por los singles, y a ellos les vamos a dedicar una selección de títulos perfectos para celebrar que la vida sin pareja es también motivo de celebración. ¡Feliz San Valentín, solteros orgullosos!
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LANGOSTA (Yorgos Lanthimos, 2015):
Este director griego no deja indiferente en ninguna de sus historias y además ha conseguido, increíblemente, que Colin Farrell nos parezca un buen actor. En Langosta parte de una premisa muy original para reflexionar de forma brillante sobre la pareja, la compatibilidad y la presión social que supone no tenerla. Todo sucede en un hotel al que acuden los solteros con el fin de encontrar a su media naranja. En este lugar se trata su soltería como si de una enfermedad se tratase, con actividades variadas que van desde citas express a surrealistas cacerías humanas. ¿El único "incoveniente"... Aquellos que no encuentren el amor serán transformados en un animal de su elección.
EL CLUB DE LAS PRIMERAS ESPOSAS (Hugh Wilson, 1996):
Película petarda por excelencia y placer culpable de muchos, la cinta protagonizada por Bette Midler, Goldie Hawn y Diane Keaton es un alegato a favor del "hay vida más allá del matrimonio". El punto de partida es la venganza de las tres protagonistas hacia sus exmaridos, que las han reemplazado por repuestos más jóvenes y lozanos, y su batalla por recuperar lo que les pertenece. Una comedia repleta de gags ingeniosos, secundarios de lujo (desde Sarah Jessica Parker a Ivana Trump) y una versión del You don´t own me, de Lesley Gore, con las voces de tres de las actrices más icónicas de Hollywood, que es todo un canto a la independencia personal.
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PERDIDA (David Fincher, 2004):
La novela de Gillian Flynn, del mismo título, era un caramelo cinematográfico que la actriz Reese Witherspoon supo apreciar cuando, en 2012, se hizo con los derechos. Inicialmente iba a protagonizarla ella, sin embargo, tras conversar con Fincher, decidieron la mejor opción para el papel de Amy debía ser Rosamund Pike, que obtuvo con esta interpretación su primera nominación al Oscar. Este thriller es un gran ejemplo de que más vale malo conocido que bueno por conocer... o quizá de que solo es como mejor se está. O tal vez no, si nos fiamos del personaje de Neil Patrick Harris. En cualquier caso, se trata de una montaña rusa cinematográfica muy recomendable en San Valentín.
BEGIN AGAIN (John Carney, 2013):
La película, titulada originalmente Can a song save your life?, fue una de las atracciones principales del Festival de Sundance en la edición de aquel año. Está protagonizada por Keira Knightley y el cantante Adam Levine, y su banda sonora es perfecta para un domingo. Lo que nos gusta de esta dramedia musical romántica es que se aleja relativamente de ciertos tópicos del género, y lanza un mensaje interesante sobre el amor propio y la importancia de ser fiel a uno mismo. Por eso incluso se le perdona hasta ese tufillo hípster y buenrollista que despide en cada fotograma.
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Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015)
Una película de acción con mayúsculas que destaca, además de por su fotografía, por un planteamiento que equilibra a sus protagonistas. Los personajes de Tom Hardy y Charlize Theron no necesitan sentirse atraídos el uno por el otro, ni la historia se distrae con ningún propósito romántico más allá de la inevitable tensión sexual entre ambos (a pesar de que fuera de cámara su relación fue complicada). Se podría resumir la película como dos horas de persecución apocalíptica a través del desierto, sin embargo, es mucho más, e incluso los singles más reacios a este tipo de cine la disfrutarán.
PARQUE JURÁSICO (Steven Spielberg, 1993):
La película que lo cambió todo en cuanto a efectos especiales es de visión (y revisión) obligatoria para todo el mundo. Además de ofrecernos algunas de las escenas de acción más entretenidas y emocionantes de la historia del cine, nos presenta una dinámica entre sus personajes principales que pasa muy de puntillas por el aspecto romántico. Los doctores Ellie Sattler (Laura Dern) y Alan Grant (Sam Neill), expertos en dinosaurios, ni son pareja ni necesitan enamorarse para sobrevivir a la isla. Al contrario, ambos aparecen como iguales y con los mismos recursos de supervivencia. Una alternativa al típico "dama en apuros que necesita ser rescatada" de siempre.
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GUARDIANES DE LA GALAXIA Vol. 1 y Vol. 2 (2014 y 2017):
Marvel encontró, con las dos partes de sus Guardianes de la Galaxia, el tono que buscaba, o que le faltaba, para fabricar todavía más taquillazos con sus sagas de superhéroes. Como ninguna de las dos cintas se toma demasiado en serio se dejan de momentos épicos y frases lapidarias para darle a todo un humor excéntrico y ligero que es muy bienvenido como alternativa a otros títulos de Marvel, apostando por una banda sonora excepcional y un casting redondo, que pronto podremos ver de nuevo en Los Vengadores: Infinity War. Lo mejor de todo, el Groot infantil de la segunda parte.
ATRACCIÓN FATAL (Adrian Lyne, 1987):
Esta historia eliminó de muchas cabezas el deseo de tener un/una amante. Glenn Close se lo pasa de miedo como "la otra", acosando y martirizando a la familia de Michael Douglas hasta el punto de, entre otras lindezas, cocinar en vivo al conejo mascota de la familia. Un disgusto, vaya. Es un clásico dentro del cine de "ex novias/os psicópatas" que ha sido imitado hasta la saciedad, aunque esta es la que de verdad da miedo... y ganas de abrazar soltería, celibato, e incluso veganismo. Así que mucho cuidado la próxima vez que os planteéis hacerle unfollow a un/una ex/ex... Hoy, más que nunca, la salud mental escasea, y se pueden comprar conejos hasta online.
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¡Oh, San Valentín! Día de romance, mensajes amorosos y promociones de 2x1 en bombones, flores y perfumes. Un día precioso que suele venir precedido por una o dos semanas de bombardeo publicitario en centros comerciales y marquesinas, y que culmina con las postales típicas de parejas paseando, cenando o haciendo colas kilométricas en los cines más cercanos.
Es alrededor de esta fecha, además, cuando Hollywood estrena la última hornada de cine romántico, y en televisión se reponen clásicos como El diario de Noa (Nick Cassavetes, 2004) o dramones tipo Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014), para quien que lo vive intensamente. Este año su gran baza es la trilogía basada en los libros de Cincuenta sombras de Grey, que por fin se completa con su último capítulo, Cincuenta sombras liberadas, del director James Foley.
En BRUNCH MAGAZINE, sin embargo, vamos a obviarlo porque nos apetece celebrar San Valentín de otra manera, así que si esperáis encontrar aquí cuáles son las mejores películas para ver en pareja, sentimos deciros que no va a poder ser. Porque San Valentín no existiría si no fuese por los singles, y a ellos les vamos a dedicar una selección de títulos perfectos para celebrar que la vida sin pareja es también motivo de celebración. ¡Feliz San Valentín, solteros orgullosos!
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LANGOSTA (Yorgos Lanthimos, 2015):
Este director griego no deja indiferente en ninguna de sus historias y además ha conseguido, increíblemente, que Colin Farrell nos parezca un buen actor. En Langosta parte de una premisa muy original para reflexionar de forma brillante sobre la pareja, la compatibilidad y la presión social que supone no tenerla. Todo sucede en un hotel al que acuden los solteros con el fin de encontrar a su media naranja. En este lugar se trata su soltería como si de una enfermedad se tratase, con actividades variadas que van desde citas express a surrealistas cacerías humanas. ¿El único "incoveniente"... Aquellos que no encuentren el amor serán transformados en un animal de su elección.
EL CLUB DE LAS PRIMERAS ESPOSAS (Hugh Wilson, 1996):
Película petarda por excelencia y placer culpable de muchos, la cinta protagonizada por Bette Midler, Goldie Hawn y Diane Keaton es un alegato a favor del "hay vida más allá del matrimonio". El punto de partida es la venganza de las tres protagonistas hacia sus exmaridos, que las han reemplazado por repuestos más jóvenes y lozanos, y su batalla por recuperar lo que les pertenece. Una comedia repleta de gags ingeniosos, secundarios de lujo (desde Sarah Jessica Parker a Ivana Trump) y una versión del You don´t own me, de Lesley Gore, con las voces de tres de las actrices más icónicas de Hollywood, que es todo un canto a la independencia personal.
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PERDIDA (David Fincher, 2004):
La novela de Gillian Flynn, del mismo título, era un caramelo cinematográfico que la actriz Reese Witherspoon supo apreciar cuando, en 2012, se hizo con los derechos. Inicialmente iba a protagonizarla ella, sin embargo, tras conversar con Fincher, decidieron la mejor opción para el papel de Amy debía ser Rosamund Pike, que obtuvo con esta interpretación su primera nominación al Oscar. Este thriller es un gran ejemplo de que más vale malo conocido que bueno por conocer... o quizá de que solo es como mejor se está. O tal vez no, si nos fiamos del personaje de Neil Patrick Harris. En cualquier caso, se trata de una montaña rusa cinematográfica muy recomendable en San Valentín.
BEGIN AGAIN (John Carney, 2013):
La película, titulada originalmente Can a song save your life?, fue una de las atracciones principales del Festival de Sundance en la edición de aquel año. Está protagonizada por Keira Knightley y el cantante Adam Levine, y su banda sonora es perfecta para un domingo. Lo que nos gusta de esta dramedia musical romántica es que se aleja relativamente de ciertos tópicos del género, y lanza un mensaje interesante sobre el amor propio y la importancia de ser fiel a uno mismo. Por eso incluso se le perdona hasta ese tufillo hípster y buenrollista que despide en cada fotograma.
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Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015)
Una película de acción con mayúsculas que destaca, además de por su fotografía, por un planteamiento que equilibra a sus protagonistas. Los personajes de Tom Hardy y Charlize Theron no necesitan sentirse atraídos el uno por el otro, ni la historia se distrae con ningún propósito romántico más allá de la inevitable tensión sexual entre ambos (a pesar de que fuera de cámara su relación fue complicada). Se podría resumir la película como dos horas de persecución apocalíptica a través del desierto, sin embargo, es mucho más, e incluso los singles más reacios a este tipo de cine la disfrutarán.
PARQUE JURÁSICO (Steven Spielberg, 1993):
La película que lo cambió todo en cuanto a efectos especiales es de visión (y revisión) obligatoria para todo el mundo. Además de ofrecernos algunas de las escenas de acción más entretenidas y emocionantes de la historia del cine, nos presenta una dinámica entre sus personajes principales que pasa muy de puntillas por el aspecto romántico. Los doctores Ellie Sattler (Laura Dern) y Alan Grant (Sam Neill), expertos en dinosaurios, ni son pareja ni necesitan enamorarse para sobrevivir a la isla. Al contrario, ambos aparecen como iguales y con los mismos recursos de supervivencia. Una alternativa al típico "dama en apuros que necesita ser rescatada" de siempre.
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GUARDIANES DE LA GALAXIA Vol. 1 y Vol. 2 (2014 y 2017):
Marvel encontró, con las dos partes de sus Guardianes de la Galaxia, el tono que buscaba, o que le faltaba, para fabricar todavía más taquillazos con sus sagas de superhéroes. Como ninguna de las dos cintas se toma demasiado en serio se dejan de momentos épicos y frases lapidarias para darle a todo un humor excéntrico y ligero que es muy bienvenido como alternativa a otros títulos de Marvel, apostando por una banda sonora excepcional y un casting redondo, que pronto podremos ver de nuevo en Los Vengadores: Infinity War. Lo mejor de todo, el Groot infantil de la segunda parte.
ATRACCIÓN FATAL (Adrian Lyne, 1987):
Esta historia eliminó de muchas cabezas el deseo de tener un/una amante. Glenn Close se lo pasa de miedo como "la otra", acosando y martirizando a la familia de Michael Douglas hasta el punto de, entre otras lindezas, cocinar en vivo al conejo mascota de la familia. Un disgusto, vaya. Es un clásico dentro del cine de "ex novias/os psicópatas" que ha sido imitado hasta la saciedad, aunque esta es la que de verdad da miedo... y ganas de abrazar soltería, celibato, e incluso veganismo. Así que mucho cuidado la próxima vez que os planteéis hacerle unfollow a un/una ex/ex... Hoy, más que nunca, la salud mental escasea, y se pueden comprar conejos hasta online.
