La semana pasada acudimos a la inauguración oficial de lo que promete ser (si no lo es ya) el nuevo hot-spot de Madrid.
Un portal luminoso en la zona del Rastro, una maciza barra de mármol blanco a tono con el suelo, unas grandes lámparas jaula, unos frondosos centros de flores y una imponente escalera recibían a la exitosa convocatoria.
El la segunda planta, los camareros sorteaban acrobáticamente a la gran cantidad de invitados que bebían, uno tras otro, coctails de Absolut preparados en tarros de cristal.
Beatriz de Orleans a la izquierda, Laura Vandall de Guetto Nailz a la derecha... la mezcla de público no puede ser más extrema... ni más acertada.
Se habla de viajes a México, del tamaño adecuado para un cockring, del romance de un estilista con el director de una revista, de Juego de Tronos y de Podemos y Ciudadanos.
Una bandeja se cae.
Un fotógrafo cierra una sesión para el fin de semana siguiente al mismo tiempo que una modelo, equivocadamente, le hace ojitos a un camarero. El trio de artistas Rubenimichi intenta no ser arrollado por dos enloquecidas blogueras. Ernesto Artillo (maestro del collage) sonríe a diestro y siniestro.